Durante toda la historia de la humanidad, la gente ha sentido inclinación constante hacia las diferentes manifestaciones del reino mineral. Dentro la diversidad de piedras del mundo que nos rodea siempre llaman fuertemente la atención y admiración las piedras preciosas y ornamentales.
Desde los albores de la civilización, la gente atribuyó a estos diversos minerales misteriosas y aun milagrosas propiedades. Creían que ciertas piedras podían traer beneficios, felicidad, salud, riqueza, gloria, respeto, etcétera, y que otras, por el contrario, traían toda clase de desgracias, penas, dolores.
De esta manera surgió la idea de que las piedras preciosas en determinado grado pueden influir sobre el destino de la gente.